LA EDUCACIÓN EN LOS COLEGIOS, PUEDE CONTRIBUIR A LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN
LA EDUCACIÓN EN LOS
COLEGIOS, PUEDE CONTRIBUIR A LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN
Durante los últimos meses hemos sido testigos de un escenario de crisis
política ocasionado por actos de corrupción de los más altos funcionarios
públicos del país. Esto ha ahondado la consiguiente preocupación de la
ciudadanía por establecer maneras de prevenir y afrontar situaciones de
corrupción.
el currículo nacional actualmente no contempla los temas necesarios para
comprender y hacer frente a la corrupción No los contempla. La corrupción ni siquiera es un tema que se aborde
frontalmente en los Colegios y, sin duda, lo que está sucediendo en nuestras
instituciones democráticas tiene un impacto muy grande en el sistema
educativo, así como el sistema educativo también tiene una influencia a
mediano y largo plazo sobre las instituciones democráticas. Evidentemente
estamos en una crisis política muy grave porque se han roto los lazos de
confianza y el sentido de autoridad que se requiere para que funcione una
comunidad política. Sin embargo, esta crisis puede ser también una
oportunidad para pensar qué tipo de educación estamos proponiendo como sociedad. |
En los últimos años se han impuesto nociones utilitaristas de la
educación, más tendientes hacia la formación de productores y
consumidores eficientes, de personas tendientes hacia el éxito empresarial. Así,
para este tipo de formación no se requiere mayor reflexión sobre temas de
justicia social, bien común y solidaridad social, sino principalmente
desarrollar una serie de habilidades y capacidades para ser individualmente
competitivo, un “triunfador” en términos de rentabilidad. De hecho, muchos
colegios ahora se promocionan de esa manera. Hemos visto afiches en las
calles que dicen “Educamos para el éxito” y tener éxito en un sistema con
tantas desigualdades, que ya era un problema antes de que se propusieran
estos modelos educativos, supone también desligarse de las preocupaciones
éticas por el bien de nuestros semejantes. |
¿Qué necesitamos reforzar?
Si realmente queremos que la educación responda a lo que son nuestras
necesidades como sociedad, necesitamos reforzar una educación en ciudadanía y
derechos humanos que nos permita reconocer nuestra propia dignidad y la de los
demás en su diversidad de géneros, colores de piel, culturas, idiomas, clase
social, religiones y orígenes, y que, además, confronte sin temor a la
corrupción.
¿Qué nos impide la realización de estos cambios?
La corrupción se alimenta de prácticas discriminatorias a nivel económico,
cultural, lingüístico y de género. De alguna manera, todas estas prácticas de
discriminación, enquistadas por la herencia colonial de nuestra sociedad,
facilitan la corrupción porque ya la discriminación hace que disminuya nuestra
capacidad de reconocer los iguales derechos de las otras personas. Desde esta
visión precaria de los derechos ciudadanos, es más fácil atropellarlos a través
de prácticas corruptas. Muchas veces, estos abusos sistemáticos obligan a los
buenos ciudadanos a buscar vías equivocadas para obtener el reconocimiento de
sus derechos a la salud, educación, justicia, trabajo, etc. En ese sentido, la
corrupción y la discriminación se alimentan mutuamente. Así como afrontamos la
corrupción, tenemos que afrontar la discriminación social.
Prácticas discriminatorias
cotidianas
Uno las ve hasta en el tráfico. Los peatones tenemos derecho sobre los
autos u otros medios de transporte, pero cedemos ante la ley de la fuerza
porque sabemos que el otro nos puede atropellar. Lamentablemente, muchos peruanos crecemos viendo que quien tiene la
autoridad o la fuerza suele ejercer la violencia para imponerse sobre los
derechos de los otros. Se ha internalizado esto en nuestras propias
creencias sociales hasta el punto de que hay
una cultura cotidiana de la corrupción y del abuso. La forma como los
peatones son tratados por los conductores es un buen ejemplo de esto. Hasta nos
parece insensato que un peatón exija a los conductores que se respete su
derecho preferencial cuando desea usar el crucero peatonal.
En nuestro país fomentamos una ideología neoliberal que elogia o promueve
las privatizaciones en las aspiraciones de las personas y todos los sentidos de
la vida. Exaltamos todo un sistema de creencias que coloca lo individual y lo
privado muy por encima de lo público y del bien común. Así, por ejemplo, lo
público está tan estigmatizado que se ha convertido en sinónimo de baja calidad.
Se diría que hemos llegado a una especie de fundamentalismo neoliberal que
alimenta también el nivel de corrupción que existe en las autoridades del país,
pues la persona corrupta coloca sus intereses privados por encima del bien de
la ciudadanía. Todo eso es parte de una construcción social que tenemos que construir.
Creemos que lo principal es desarrollar una relación humana de Padres e
Hijos y eso supone que los padres estén
dispuestos a transformar y a respetar los proyectos de vida de sus hijas e
hijos. Por otro lado, muchos padres tienen que afrontar enormes desafíos para
poder proteger a sus familias, pero creemos que, en medio de las circunstancias
actuales, a lo que no podemos renunciar es a nuestra dignidad. Esta es la mayor
herencia y enseñanza que puede dar un padre a su hijo o hija. Esto sin duda
será la mayor inspiración de su vida. Sin embargo, un hijo o hija que ve que
sus progenitores transan con la corrupción y venden su dignidad, aunque sea
para pagarle la educación, van a crecer con un sentido moral dudoso y una
autoestima disminuida.
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